El Logos Femenino

Inanna permanece impertérrita a lo largo de la existencia, como auténtica fuente de inspiración para el aspecto femenino, en toda su voluntad de Ser y Existir.
En este blog compartiremos la sabiduría femenina, recuperaremos sus costumbres, ideas, sentimientos y abogaremos para que este pilar que conforma una mitad de un todo, sea indivisible por siempre jamás.
Bienvenid@s a LA TIENDA ROJA

ENCINA SAGRADA


HERMANA ENCINA( Quercus ilex) 
HERMANO ROBLE (Quercus robur))

Yo la encina, soy fuerza y sabiduría en una tierra llena de historia y magia; ven y abrázame, te nutrirás de la esencia divina. Abrázame  fuerte y conectarás con tus raíces; cobíjate  bajo mis ramas y escucha el murmullo de mis hojas,  ellas te revelarán  los secretos de tu alma. 
Yo la encina te mostraré tu luz y tu sombra.
Has de saber que dentro de mí habita un ser mágico al que tú debes respetar y honrar cuando vengas a solicitar mi ayuda; 
Ella se llama Hamadríade, es una Ninfa del Bosque y habita en mi corazón, ella encarna mi fuerza, mi poder divino y estará conmigo hasta el día de mi muerte. 
Antes de coger el fruto o la corteza de mi árbol, pregúntale a ella, te responderá, y si eres de corazón puro, te lo entregará.


 A Ella la protegen las Dríades, también son ninfas, espíritus femeninos del Bosque y vigilan que no se acerque ningún humano a dañarme. 
Están consagradas a mí y les encanta danzar a mi alrededor, pero ellas vagan libremente por el Bosque  y habitan en el corazón del árbol que ellas prefieran. 
Son alegres, pasean en grupo y raramente intentan tener contacto con el hombre.

Se me ha adorado  en muchas culturas y religiones, pero hay una muy especial con la que me siento más conectada,  y es la cultura Celta. Los Celtas me veneraban, para ellos el Bosque era su Templo, donde los Druidas, Sacerdotes Celtas llamados Hombres Encina se reunían ante mí para obtener conocimiento; para ellos yo era su árbol sagrado, su totem, su Dios.

Esta sociedad fue matriarcal, así que vivimos una época de paz, ya que vivíamos según las reglas femeninas que marca la madre naturaleza. 
Las mujeres Celtas gozaban de unos derechos y unos estatus que otras mujeres de otras culturas en su misma época no tenían. 
Eran independientes, tenían bienes, escogían esposo, podían disolver el matrimonio. 
Podían ser Sacerdotisas, Sanadoras, Guerreras, Embajadoras.  
Las mujeres eran respetadas y valoradas en todas sus formas de manifestación. La madre componía la base de la tribu: madre, compañera, anciana, sabia...  
Eran emprendedoras, trabajadoras y protectoras de sus hogares. Mujeres llenas de fuerza y de valor. 
Eran observadoras y protectoras de la naturaleza.
Nos abrazábamos, nos comunicábamos, nos comprendíamos, estábamos en comunión.


Pero hubo un día en que eso se acabó, en que la mujer perdió sus derechos, y así su fuerza y con ello su identidad;  ese día se apagó el bosque, y lloré, y todos lloramos, y aún seguimos llorando y esperando tu regreso.

Así que ven, acércate, entra en mi y recupera tu esencia.
Llénate de mi fuerza y de mi sabiduría y por fin hallarás la libertad de volver a ser tu misma.

Mª Ángeles Calvo
24 de Enero de 2017